Yo creía que no debemos tener reglas ni límites, pero esto cambia un poco cuando tiene que ver con nuestra conducta humana, ya que movidos por un sentido de rebeldía o contrariedad, vamos pasando los límites de lo que es moral y que puede incluso hacerle daño a otros o a nosotros mismos, además con la práctica lo vamos tolerando y normalizando. Pues así es, aquello en lo que no tenemos límite ni prevención del mal o lo perdemos, puede normalizarse y llevarnos a conductas antisociales y degradantes, cuando el hombre no tiene un límite moral o pasa por encima de este se va degradando. Degradar quiere decir que hace algo malo con disfrute, que lo tolera y lo normaliza, que lo lleva cada vez a ir más allá, que lo puede volver esclavo cuando creía que vivía libertad. Muchas tragedias nacieron con un deseo de ir más allá del bien, restándole importancia a lo que podía representar para nuestra vida, por un sentido de ‘libertad’ que realmente fue rebeldía, el ser humano tiende al mal sin reglas o limites morales, y sin los valores necesarios en su vida pierde el rumbo, pierde su libertad de decidir siendo consciente, pierde su identidad y se sumerge en las consecuencias de haber pasado el límite de la integridad hacia la degradación. Ejemplo para no colocar un caso muy fuerte es cuando una persona se le hace fácil llevarse algo y sintió que nada paso y le hizo ‘bien’, lo puede normalizar y seguir realizando, pero cada vez más deseará superar el tamaño de su acto, cuando rompemos el límite y vemos que nada pasa, seguimos haciendo más y más, el peligro es cuando esto puede llevarnos a una adición, a una conducta que nos puede traer consecuencias graves en nuestro futuro, cuando haber cruzado este límite nos puede convertir en una persona mentirosa, tramposa, engañosa, violenta etc. Los límites y las reglas deben estar puestas por nosotros mismos, construir nuestra propia visión y proyecto de vida, nuestra identidad, de lo que queremos ser y donde queremos llegar, superando los límites de nuestras habilidades y talentos sin perder los límites y valores que nos hacen lo que somos, que conservan nuestra integridad, bienestar y la de todos los que nos rodean. ¿Por qué los valores son importantes para nuestra vida?, porque nos permiten actuar sin perder integridad, identidad y bienestar.