¿Están hablando nuestros políticos sobre esto?, ¿está el gobierno promoviendo la educación para prepararnos a los trabajos del futuro?, ¿el futuro nos pertenece o lo estamos dando cada vez más a un grupo de personas o empresas que determinan hacia dónde va el mundo y las cosas a las que debemos adaptarnos?, ¿están estudiando como regular esta trasformación.? Los avances en dispositivos autónomos, como el desarrollo de inteligencia artificial, nos plantea una serie de preguntas al respecto, en este momento ya no solo serán herramientas para mejorar y potencializar nuestras habilidades y productividad, sino que muy pronto nos reemplazaran en muchas de las actividades de nuestro día a día, todo esto suena bien cuando lo escuchamos de los entusiastas futuristas, hasta yo mismo me emociono al ver cosas tan increíbles, pero el punto ciego de esto es que empezaremos una revolución extremadamente radical, que supone tomar decisiones y acciones en la transición hacia la implementación de estas tecnologías pensando en que las personas puedan tomarlas para mejorar su calidad de vida, más no para reducir la misma, es un punto de cuidado y estudio. Hoy en día vemos como muchas personas sacan provecho de la tecnología y eso está bien, pero como nos estamos ocupando de aquellos a los que no se da muy bien, que tipo de educación estamos promoviendo para reducir las brechas digitales, la concientización del uso de la tecnología y ahora el impacto social y económico de la implementación de sistemas autónomos e inteligencia artificial en nuestras ciudades, casas y vida personal. ¿Cómo vamos a afrontar la exposición de los niños a un mundo cada vez conectado, autónomo e inmerso?, ¿quién medirá el impacto de los sistemas autónomos?, y ¿qué alternativas tendrán aquellos que serán reemplazados por máquinas?, ¿qué cambios sociales, económicos y emocionales va a generar esta transformación.? ¿Cuándo podremos decir que no estamos de acuerdo con que inteligencias, algoritmos o sistemas autónomos recopilen información e influyan en nuestra vida, nuestras decisiones, y poder tener una vida normal?, ¿cómo podremos decir a un tipo de tecnología que no queremos que nos muestre algo, recopile información o promocione algo sin nuestro consentimiento?, ¿qué será normal mañana que hoy no lo es?, y ¿qué es normal hoy y mañana no lo será.? Esto no se trata de evitar el cambio, de prohibición etc., se trata de tomar el cambio con consciencia y responsabilidad social, de pensar en los demás, de incluir a todos en la fórmula, que sea una decisión propia querer o no querer, que sea una construcción de un futuro colectivo, participativo. Personalmente creo que la tecnología es una gran herramienta y en usarla para potencializar nuestras habilidades y productividad, que esto nos ayude a mejorar nuestra calidad de vida y a los que nos rodean, así como la gran oportunidad que nos brinda de crear, esa conexión tan humana de inventar, hacer, de crear; pero no a ser reemplazados, por lo menos no en ciertas cosas y que estas cosas sean hechas por máquinas estamos pasando ese disfrute de ser humanos. En el futuro lleno de máquinas, personas hablaran solo con máquinas, algunos empatizaran y hasta sentirán algo por ellas, reconstruirán las memorias de sus fallecidos, y algunos sentirán compañía con la misma, intentaran saciar sus necesidades emocionales con esta, este es el punto de estudio donde pensamos que nos hacemos daño a nosotros mismos, creando cosas superficiales e irreales para llenar nuestros propios vacíos, la tecnología no es mala, es una herramienta, pero son nuestras conductas humanas equivocadas las que llevan a la tecnología y los algoritmos a tomar ciertas acciones sesgadas por aprendizaje de nuestros comportamientos colectivos.