Cuando participamos de alguna celebración muy común en nuestra cultura, más que todo por razones tradicionales, muchas veces sin tener claridad o simplemente no interesarse en la razón de la misma, basamos dichas celebraciones en significados muy efímeros, olvidando la razón, el origen y la esencia misma, de las celebraciones, le damos más importancia a satisfacer nuestros deseos y placeres carnales, que a esforzarnos en trasmitir a nuestros hijos el verdadero valor de una celebración en específico, trasmitir el trasfondo y esencia misma de las celebraciones, hace parte de comunicar a las nuevas generaciones nuestros principios y valores fundamentales. La celebración es una herramienta importante en la formación de creencias y los pilares de los valores y principios de nuestra vida adulta, como el compartir en familia, la paz, el amor, disfrutar en plena compañía, compartir en unidad, empatía, solidaridad, comprensión, respeto, responsabilidad, trabajo en equipo etc.