fecha: 2024-10-08

Distracciones y perdida de la identidad.

Intercambiando lo que somos.

Cuando no tenemos una base fuerte de lo que realmente somos, lo que nos representa e identifica como personas, no hemos desarrollado la capacidad de tomar nuestras propias decisiones, de tener la suficiente confianza, seguridad y carácter de saber cuál es nuestro lugar en el mundo, cuando no hemos desarrollado todo esto en el seno de una familia constructiva, sino que ha sido el mundo allá afuera o una familia disfuncional quien ha formado nuestra estructura mental, pensamientos y sentimientos.
Entonces estamos expuestos de una manera frágil al mundo de la manipulación, del engaño, de la decepción, y en búsqueda de un poco de validación, vamos perdiendo la poca identidad que hemos tenido, no saber quiénes somos o que somos, revistiéndonos de objetos, de cosas etc. Visitando lugares que no disfrutamos, con personas en las que no confiamos, creyendo cosas las cuales no profundizamos, nos quitamos o nos ponemos por encajar en búsqueda de aceptación y validación, permitiendo cosas que no merecemos o simplemente no compartimos, perdiendo nuestra originalidad e identidad, convirtiéndonos en algo que no somos, aceptando sentimientos y paradigmas que han llegado a moldear nuestra vida, alejándonos de lo que nos hace únicos, los valores, principios que nos identifican, que nos representan.
Cuando has perdido tu identidad por más que hagas, por más que te esfuerces, siempre te sentirás confundido, perdido e incómodo, porque buscas satisfacer a alguien más menos a ti, siempre tendrás la necesidad de que alguien más te diga, te acepte, te valide, pero puedes empezar a dejar de correr hacia la aceptación y validación de los demás, empezar a validarte y aceptarse a ti mismo, con ánimos de sentirse tranquilo y trabajar en mejorar lo que no te gusta, por decisión propia, amor propio, deja de correr para que los demás vean tu valor, sino para descubrir las maravillas, dones, talentos y habilidades que puedes desarrollar y te hacen único(a).
Realmente la identidad no se pierde, siempre ha estado ahí, aunque la envolvamos en cientos de cosas, pero muchas veces necesitamos conocernos a nosotros mismos, definir lo somos y lo que queremos ser; no importa lo que hayas pasado, tampoco perderás tu dignidad y cargaras por siempre con esa perdida, porque siempre tendrás la capacidad de mirar hacia el frente y devolverle a tu vida la identidad y la dignidad que mereces.
Te distraes con el mundo, para poder enfocarte en construir la persona que sueñas ser, te roba la identidad, que te influye y moldea según sus estereotipos, es muy fácil para todos distraernos en cosas superficiales de las cuales está lleno este mundo, ni siquiera nos da el tiempo de autoevaluar hacia donde nos lleva nuestra propia vida actual, el afán del día a día, las distracciones y nuestra propia idiosincrasia colectiva nos lleva en automático hacia la perdida de lo que realmente debería ser valioso para nosotros, ya no construimos nada, vamos simplemente siendo lo que pensamos que somos, aceptando lo que este enfrente de nosotros, olvidando las bases de nuestra sociedad, de nuestra humanidad, del poder y responsabilidad colectiva que tenemos unos con otros, de las cosas que realmente valen y de la esencia misma de los sentimientos más nobles.