fecha: 2025-11-22

La abundancia del alma.

Abunda para dar.

Una vida abundante significa que nos hagamos responsables de ella y que permitamos que Dios nos transforme para bien; Una vida abundante significa que abunde todo lo necesario para una vida con sentido, con propósito, que abunde el amor, el respeto, la comprensión, la paz y la empatía en nuestra casa, con nuestra familia, nuestros vecinos y con todos lo que nos rodean, que seamos abundantes en amar, en compartir, en extender la mano para ayudar a los demás.

Si todos pensáramos lo que hacemos antes de actuar, pensaríamos abundantemente en el otro, pensar en el otro no necesariamente quiere decir ayudar, porque hay gente que no busca eso o no necesita, pensar en el otro también es respetar, no someterte, no difamarte, no hacerte enojar, no presionarle, no hacerle daño, no aprovecharse, respetar su espacio, escuchar, sonreír, ser amable etc.

La abundancia nace de lo que somos como seres humanos de los valores y principios que sembramos en nuestra vida, ¿qué tan abundantes somos para compartir? Para reír con otros, para animar, para tratar con respeto, para hablar con tacto, para ayudar, tal vez poco, tal vez en algunas cosas si y en otras no, lo que si podemos decir es que si reconocemos nuestra escasez podemos ver que la abundancia es mucho mejor.

Ahora esa abundancia de nuestra alma puede abrirnos camino a la abundancia de vida, esa abundancia es la que nos permite responder a la provisión de nuestro hogar, es la que nos mueve como comunidad a crecer en maximizar los principios ya mencionados, ahí es donde nacen en acuerdo colectivo los centros de apoyo, los orfanatos, los ancianatos, los refugios y las ayudas a los más necesitados, nace en las comunidades con abundancia del corazón y abundancia de vida.

Debemos reconocer que a veces somos escasos y cuando tenemos algo sentimos miedo a darlo o perderlo, también somos escasos con otros y esperamos que el gobierno lo haga, no creemos mucho en tomar iniciativas colectivas, porque crecimos en una sociedad escasa, vivimos en un país que sobrevive, donde las cosas básicas son un privilegio, donde tener mucho puede representar peligro o inseguridad, con recursos limitados batallando con el día a día, crecimos de niños rodeados por ese sentir de escasez, así que la abundancia es todo un reto en nuestra vida, debemos cambiar nuestra mentalidad, practicar las buenas acciones que tal vez no aprendimos, la abundancia de Dios nos pide que soltemos lo que nos autodestruye incluso la misma abundancia terrenal, caminemos hacia el mejoramiento continuo, esa abundancia es un compromiso ético con nuestros dones y talentos, con nuestra responsabilidad espiritual y social.

La abundancia del alma mediante la espiritualidad es la que tiene sentido, es en la que crecemos como seres humanos y por ende da resultados tangibles, no la que solo crece en números materiales, pero nos aísla del bienestar colectivo.

Es muy importante que cada persona sea consciente consigo misma, que no se engañe así mismo, es reconocer que debemos ser responsables con lo que nos corresponde en nuestra vida, que la diligencia debe ser una constante de la forma en que trabajamos y vivimos, para darle bienestar y abundancia nuestra familia y nuestra sociedad.