fecha: 2024-09-02

La Doctrina

Seguir con el corazón

Las reglas de la doctrina si son importantes, pero no lo fundamental, sirven para conservar un estado y mantenerse; las reglas de la doctrina moldean el carácter más no el corazón, el amor de cristo moldea el corazón; son necesarias sí, porque el mundo jala.
Pero aquel que ama a Dios y Cristo no necesita que alguien le diga que hacer, porque por amor hará lo que es correcto, el que tiene a Dios no ve obligación, ve amor y compromiso. La libertad de Dios es esa que aunque la tengamos para hacer lo que queramos decidimos no hacerlo por amor, uno lo que ama lo cuida, no quiere fallarle, no quiere alejarse, ni quiere perderlo.
Porque vemos a muchas personas con muchas leyes y normas encima, pero cuando se dirigen a los demás los apartan, los señalan, los discriminan, los hacen a un lado.
Jesús dijo: no todo el que diga mi nombre me conoce, pero aquel que me conoce en su corazón, yo le conoceré.
¿Por qué hay que conocerlo desde el corazón? Porque el corazón es un órgano de conexión entre nuestra mente y espíritu, pero uno de los más débiles, Dios resalto a David por ser conforme a su corazón, cuida primeramente tu corazón dice Proverbios.
Pero lo que sucede con nosotros los hombres es que ponemos nuestra confianza, nuestra fe, nuestro ejemplo, nuestra devoción, la verdad, en los otros hombres, en las cosas, en los hombres que pueden fallar, en las cosas que pasan y acaban, en hombres que tenemos carne, deseos y confusiones, y eso tampoco es excusa, por eso hay reglas, pero más que eso, principios y valores en nuestra vida, pero el principio más grande es seguir a Jesús desde adentro.
Ningún grupo de hombres (ningún hombre) por más conocedor que sea, es dueño del evangelio, pero tampoco el evangelio es una moda, ni puede acomodarse a nuestro gusto, es y será el mismo de ayer, hoy, mañana.
Yo hace un tiempo hablada con orgullo de la reforma de esto y lo otro, pero investigue un poco, estos hombres reformistas solo querían que la fe volviera a las escrituras, algunos de ellos dijeron: cuando me muera entierren mis escritos, no me pongan lápida, etc. porque saben que los hombres hacen culto con aquellos que les da un poco de identidad y la identidad está aquí en la palabra escrita en Jesús, en Dios, no en hombres.