Vivimos en una cultura que no aprecia el valor mínimo, pero aquel que aprende a administrar así sea lo más mínimo que tiene, abre las puertas para administrar cosas mucho más grandes. Administrar lo mínimo no es aferrarse a ello, porque tampoco es el caso, es ser responsable y consciente de la buena administración. Porque en lo mínimo no vemos el esfuerzo que hemos hecho, el tiempo que ya gastamos en obtener eso, si no valoramos y administramos lo mínimo no aprenderemos a ser administradores de cosas mayores porque en la fuga de lo mínimo es donde aparecen los descuadres, la fuga de valor. Hay personas que desprecian las pequeñas monedas y podríamos reunir una significativa cantidad si reunimos lo que muchos desprecian, pero el principio de esto es que no somos conscientes de que este pequeñito valor hace parte de la suma de lo que hemos ganado intercambiando talvez lo más valioso que tenemos como lo es nuestro tiempo, por ende, nuestra vida y energía humana, tiempo que talvez hemos dejado de pasar con nuestra familia etc. Ser conscientes de que hemos recibido un valor monetario por intercambiar algo tan valioso, algo que debemos administrar y sacarle el mejor de los provechos, este es el caso por el cual muchas personas en ocasiones ganan dinero y no saben en qué lo gastan tan rápidamente, y es este sentimiento de lo insignificante. Tener la consciencia de manejar nuestros recursos de una manera eficiente nos brinda la pasibilidad de crecer financieramente, valorar el tiempo y esfuerzo que hemos dedicado a ganarlo, tener seguridad de responder a situaciones u oportunidades inesperadas en el futuro y poder brindarle seguridad a nuestra familia.